Infinitas gracias a Carlos R. Martínez que me envío las imagenes escaneadas del artículo original.
Es interesante hacer notar la influencia que hoy en día ejerce el problema económico en nuestro medio artístico, donde existen valores de extraordinarios quilates que no llegan al público con la debida frecuencia; y aún cuando logran alcanzar ese preciado galardón, vemos que sus trabajos reproducidos difieren notablemente de los originales.
El caso del extraordinario afichista cinematográfico Osvaldo Venturi es, quizá, el ejemplo más grafico de lo dicho anteriormente.
Venturi es uno de nuestros mejores artistas. Estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes de la que egresó en 1923. Siguió luego los cursos superiores a cargo de Rigamonti. Hizo más tarde grabados con el célebre Collivadino y después fue profesor en la mutualidad de la casa de estudios de la cual egresara.
El afiche va ganando por esa época a este brillante artista argentino y es entonces cuando conquista galardones en diversos concursos, organizados por “Cervecerías Quilmes”, “Junta Reguladora de Vinos”, “Caja Nacional de Ahorro Postal”, etcétera. Asimismo, comienza a ejecutar los afiches para diversas películas de Demare, Soffici y otros directores.
Ya era Venturi un notable valor dentro del “afiche argentino” cuando la situación que hemos mencionado en el encabezamiento de esta nota priva sobre la labor futura del artista. Y Osvaldo Venturi pasa a convertirse, en el período comprendido entre 1940 y 1950, en el realizador más destacado y de mayor difusión, tanto en el afiche mural como en el aviso periodístico. Y es que para esa época, “Guaranteed Pictures” lanza una enorme cantidad de reposiciones fílmicas, las que introduce en el mercado cinematográfico local mediante certeras campañas publicitarias, tanto en la vía pública como en los diarios y “halls” de las salas de proyección; siendo nuestro artista, con su inconfundible estilo, el realizador exclusivo de dichos trabajos. Y a la calidad de éstos se aúna el factor técnico, ya que la “empresa distribuidora” entrega a una importante compañía litográfica la ejecución de los afiches de Venturi, hecha con tan meritoria fidelidad que los originales del artista – a la aguada, al pastel o al óleo – parecían estar pegados en las paredes de nuestras ciudades.
Como a fines de la época ya mencionada otras importantes empresas comienzan a solicitar los servicios del calificado dibujante para respaldar con su firma el éxito de sus películas y el aumento en los costos de publicidad determina que aquellos brillantísimos trabajos a pluma, que ocupaban páginas enteras de diarios como “La Nación” y “La Prensa”, desaparezcan, Venturi se aleja de la “Guaranteed Pictures” desde la que marcara nuevos rumbos en materia publicitaria y artística.
Pero el hoy Don Osvaldo M. Venturi, a pesar de no ocupar aquellas posiciones fulgurantes, continua realizando gran cantidad de afiches para los más importantes “films” presentados en nuestro país, y estamos seguros, porque lo conocemos, que este gran artista ocupará próximamente el mismo lugar que en una oportunidad tuviera.
Las otras facetas artísticas de Venturi, si bien poco conocidas - como todo lo artísticamente puro -, no por ello o tal vez por eso mismo, es menos brillante. Y en los últimos años ha realizado una galería interesantísima de pasteles tanto en flores como en retratos, que son, a su decir, “una verdadera satisfacción artística”. Dentro de lo pictórico es destacable, por sus valores estéticos como por la difusión que el mismo ha tenido, el mural que pintó para el “hall” del cine “Neptuno” de Mar del Plata. A pesar de que no refleja ni por asomo la calidad plástica del original, reproducimos en estas páginas una foto de dicha obra.
Teniendo varias fotos de la película inglesa “Hamlet”, de Lawrence Olivier, Venturi dio su propia interpretación. En ello, precisamente, radica la capacidad del artista: saber aprovechar las fotografías para realizar una obra absolutamente personal. Ha colocado en el dibujo algunas cosas que la mecánica fotográfica no puede captar, pero sí un artista inteligente. Habuscado valor en la composición, en la expresividad, en las manos, ha dado carácter a los personajes; los ha idealizado, dando así vida a las escenas. Esa es la gran diferencia entre la exacta y mecánica fotografía y la sensibilidad del arte.
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