Mi nombre es Florentino Delbene. Como a Moglia Barth le gusta mucho dibujar y hacer croquis de los afiches (en aquella época se hacían afiches espectaculares), estaba diagramando el afiche de Amalia, una tarde, en su escritorio. Ya habíamos terminado la película. Un afiche con dos personajes de época, el galán y la dama (Herminia Franco y yo), vestidos de época. En un lugar del dibujo había dos espacios alargados, pero "Florentino" no cabía. Moglia escribió "Florentino" y con un lápiz le hizo una raya por el medio: "Floren" y "Tino". "¿Cuál te gusta más?", me preguntó. ¿Cuál me gustaba más?... "Tino" era muy común; había muchos que llevaban ese nombre. No podía ser. "Mirá -le contesté- deja Floren". Y desde entonces me llamo Floren Delbene. ¡Hasta en mi casa me llaman así..! Me bautizó Moglia.
Floren Delbene cuenta cómo un inconveniente en el diseño de un afiche terminó dándole el nombre con el que quedaría en la historia del cine nacional (y en su propia familia) en el libro "Reportaje al cine argentino. Los pioneros del sonoro"